lunes, 7 de mayo de 2007

EL TEMPLO(Pablo Norberto Castro)

Las puertas abiertas de ese templo olvidado, cerca del desierto de los seres que han deseado no serlos nunca, de los que ha fuerza de olvido hasta han preferido ser olvidados de su olvido mismo, en parte como una sigla que signifique una canción, o un misterio por el cual morir si es que morir es un misterio.
Ella se acercó a una de esas puertas después de haber recorrido esa ruta, que le dijeron la llevaría a un lugar asombroso, quiso saber que era esa majestuosa construcción en medio del camino hacia ese otro lugar, en parte también paró simplemente por cansancio, con ganas de tomar algo para poder seguir, pero no encontró una estación de servicio y ya hacía varios cientos de kilómetros que había salido del hotel.
Ese templo le llamó la atención y pensó que en la sombra de sus paredes, aunque no pudiera mitigar su sed , al menos encontraría un espacio para refugiarse de ese sol extenuante de la ruta.
Las sombras que se asomaban, reflejando las paredes amarillas del templo, le daban ese refresco ansiado, se sintió cómoda, caminó un poco mas , se adentró solo por curiosidad, se dio cuenta que estaba en un clima que nunca había sentido, era un cierto confort que no se podía explicar, solamente vivir.
A ella no le importaba porque, ni la historia ni las causas o consecuencias por la cual ese lugar existía de esa forma y no de otra, era nada mas que el hecho del descanso para luego encarar la ruta nuevamente, para llegar a ese lugar preciado.
Cuando caminó cerca de cincuenta metros se encontró con un salón inmenso desde el cual salían cuatro caminos, que desde el lugar donde ese encontraba, eran muy oscuros, fue hasta el centro de ese salón y vio una suerte de cuadrado marcado en el piso, le divirtió la situación , era como un juego, se paró en el centro de ese cuadrado y empezó a cantar una canción infantil en la que al final debía tomar una opción, se le antojó que la opción iba a ser alguno de los caminos que salían del salón.
Cuando terminó la canción y el final le marcó la dirección del camino se dirigió hacia el graciosamente, era como una niña otra vez.
Una vez en ese camino la oscuridad se fue atenuando con una luz celeste que emergía de los costados , de las paredes que marcaban el sendero, fueron pocos los pasos que caminó cuando escuchó los gemidos constantes de lo que parecía ser un animal, quiso saber que era y apuró el paso, allí vió que el camino la llevaba a otro salón y cuando casi llegaba a él sintio una explosión , escuchó como se derrumbaba una pared y de pronto todo se silenció , no sabía que hacer y corrió hacia ese espacio al que la llevaba el camino, se sorprendió cuando solo vio las cuatro paredes y nada mas, no había ningún tipo de salida, y tampoco había nadie gimiendo y ninguna pared derruida, no había efectos consecuentes de la explosión, entonces supuso que eso había pasado en el lugar desde donde había partido, sabía que debía volver, aunque le daba temor , pero era la unica forma de salir.
Se dirigió hacia allí y de pronto una voz paternal la invitó a acariciar la pared de la izquierda, se dejó llevar, ya no puso reparos desde su mente, apoyó su mano sobre esa pared y sintió como en su cuerpo se esparcía cierto aroma a comidas caseras y a vino tinto en exceso, le produjo rechazo y ansiedad, necesitó abrazar a alguien necesitó y no tuvo forma , no había mas que una pared, de repente el aroma desapareció y la voz también , se había olvidado ya de la explosión y del gemido, simplemente volvió al camino para retornar al salón principal.
Las luces celestes ya no estaban y tanteando fue hasta que la luz del salón principal le dio una guía para volver.
Por alguna razón no se podía concentrar en lo que había pasado, aun sentia cierto sesgo de niñez en ese juego, pero con una inocencia diferente o tal vez con otro sentimiento que ya no era inocencia pero tampoco era culpa.
Cuando llegó al salón de los cuatro caminos ya no pensaba en la ruta ni en ese lugar preciado, le tentó la alternativa de ingresar en otro de esos oscuros senderos.
No sabía como elegir cual, no se le ocurrió lo del juego, no confió en el azar esta vez, decidió simplemente por el mas cercano según su ubicación.
Empezó a caminar por esa suerte de tunel, no le sorprendio que la oscuridad se fuera disipando con unas suaves luces, esta vez amarillas y verdes entre mezcladas, esperó sentir algún sonido, que la sorprenda, pero llego al final del camino y ese final era una pared con palabras, con símbolos con ojos dibujados que no la miraban como ella hubiera querido como ella estaba suplicando que la miraran, como alguna vez suplicó que la miraran , sintio el inconfundible aroma del sudor en su cuerpo, el sudor del sexo, pero nada mas que el sudor, ni la pasión ni el deseo, nuevamente esto le produjo rechazo y ansiedad, allí necesitó besar a alguien necesito y no tuvo forma, no había mas que una pared, asi como antes, el aroma desapareció pero los ojos distraídos seguían mirando hacia otra parte y no la miraron a ella cuando decidió volver al salón principal.
Una vez en ese salón, ella solo pensaba, ansiaba ingresar en alguno de los dos caminos que faltaban, no porque le haya gustado la sensación que le causaba lo que pasaba ahí pero sentía la necesidad irrefrenable de encontrar una respuesta, algo que nunca había buscado en su vida, en ninguna otra parte.
Quedaban esos caminos y decidió que el azar jugara esta vez, tiró una moneda, salió ceca, entonces se dirigió al mas lejano , ya no habia inocencia ni culpa , ya no había juego ni niñez, ya no sabía ella lo que había.
En el tunel sintió como se asomaban las luces nuevamente , pero no eran suaves eran estridentes, rojas, cegaban pero no importaba total solo debía seguir el camino, sintió una suerte de música muy fuerte de guitarras distorsionadas, se sintió comoda y corrió desenfrenadamente hacia el final de ese sendero, allí la esperaban dos paredes que se unían graciosamente formando un angulo , se sentó en le vértice y miro hacia arriba, el techo descolorido le produjo vertigo, le pareció que se le venía encima pero despacio, como una suerte de ahogo premeditado, quiso correr y alguien le reclamó algo, no pudo escuchar que , esa misma voz empezó a acusarla a culparla pero ella, si bien entendía cada palabra que esa voz le decía automáticamente se olvidaba de lo que había escuchado, por lo que era una sucesión de gritos acusadores con sentido y sin sentido, con razón y sin razón, hasta que llego el silencio y se vio acobardada temiendo salir temiendo quedarse.
Se fue por fin hacia el salón principal, pero ya sin mucho sentido de la orientación solo caminó hacia la luz, lo único que tenía claro era que de alguna forma ya no tenía conciencia de lo que hacía de lo haría de lo que alguna vez había hecho.
No esperó para adentrarse en el último tunel , no miró siquiera, solo se dirigió hacia allí y decidida entró, se sorprendió porque no hubo luces ni siquiera camino solo dos escalones y un precipicio, allí no hubo ninguna voz , no había ningún par de ojos que no la miraran , no había aromas de ningún tipo, tampoco sintió necesidades , simplemente una brisa sin sentido y la decisión de bajar el otro escalón , el escalón que no existía.
Ella lo hizo, detrás de ella el templo se derrumbó y con el los gemidos, las explosiones, los ojos, los aromas y las necesidades, algo así como un templo que no existió.


Pablo Norberto Castro

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